El patio-salón central de este edificio fue, desde el principio, el tema dominante del proyecto.
La imagen mental era un espacio cubierto, rodeado de galerías abiertas de acceso a las aulas, e iluminado desde lo alto por un gran lucernario. La luz debía penetrar en él desde de distintas orientaciones, pero predominando l
a cenital y desde el norte, con objeto de obtener una claridad general difusa; pero conseguir también una gran variedad de
iluminación natural, combinando distintos niveles de transparencia, según tipos de vidrio. De este modo ciertos rayos de sol directo alcanzan el pavimento y se pasean por las galerías que circundan esta nave central, variando según las horas y el tiempo exterior. Los reflejos de estos rayos de sol, la claridad media dominante, los propios rayos y manchas de sol y la variable penumbra de las mamparas acústicas de las galerías, ofrecen al espacio absoluto, único y central aquellas variaciones ambientales que atenúan su uniforme e imponente estereometría. La temporalidad, en su sentido mas concreto o real y menos metafísico, se pasea diariamente por este espacio central del edificio, que todos los usuarios del Instituto atraviesan o recorren a distintas alturas y horas, para acudir a las citas del programa escolar.